Seguramente comenzado el ciclo laboral de este año te has tomado un tiempo para la elaboración de un presupuesto en relación con los gastos que todo tu sector tenga. Hay insumos de oficina que son renovables mensualmente y otros que se adquieren con una proyección de duración para todo el año. Lo cierto es que el listado de las compras que haya que hacer se efectúa con un análisis de los gastos que se han tenido en los meses o períodos anteriores.
Un ejemplo irrefutable
Para poner un ejemplo más claro. Piensa en un gasto de material de escritura, biromes, lápices o marcadores. Revisás un registro anterior y observás que compraste 40 biromes que fueron suficientes para un semestre. Todas las biromes anduvieron correctamente y cada integrante de la oficina utilizó 3 elementos que desecharon solo cuando se gastaron por completo. Esto pudo desarrollarse así porque habías adquirido insumos de buena calidad que no dejaban de funcionar antes de tiempo ni tampoco se rompían.
Pero ¿qué hubiera pasado si su funcionamiento no era el adecuado y ante la primera imperfección o una firma mal lograda se comenzaban a tirar a la basura? Claro que las 40 biromes no hubieran cubierto los seis meses del trabajo y la inversión tendría que haber sido mayor.
Y si en lugar de elementos de escritura la evaluación se hiciera con papeles para las impresoras y copiadoras, ¿cuál crees que hubiera sido el resultado? Sin dudarlo la cantidad de copias que llegan a buen fin son muchas menos de las que inician los procesos de copiado. Esto quiere decir que se hacen demasiadas pruebas inútiles que terminan sin ser funcionales porque se rompen las máquinas y traban las hojas, porque la tinta no se imprime como debería en el copiado, porque el resultado de la copia refleja suciedades que las hacen ilegibles, y muchas otras anécdotas más.
En este caso, ¿el problema son las hojas que son de mala calidad? Sin dudarlo no, porque si juzgáramos la calidad de las hojas tendríamos que evaluar su duración, gramaje, resistencia. El problema acá radica en que las copiadoras de mala calidad o desgastadas inciden de manera directa sobre ese insumo que forma parte de tu presupuesto pero que si no se controla, puede llegar a ser mal contabilizado.
¡Podés hacer bien las cuentas!
Una inversión a largo plazo, con compras coherentes con los niveles de uso puede ser posible si dedicás más atención a la compra de una copiadora. ¿No sabés cuál es la más adecuada? Expertos en máquinas de impresión son los representantes de Canon en Argentina, el equipo de Kyosei, quienes podrán orientarte en la mejor forma de salvaguardar tu patrimonio por mínimo que sea, y que ni una hoja más termine inútilmente convertida en un avión.
Contenido producido originalmente por FastForward Concepts para Kyosei.